El juego es una valiosa herramienta de adquisición de conocimiento, aprendizaje y mejora de nuestras habilidades motoras y sociales. También es importante en intervención terapéutica y socioeducativa.
Los padres y madres tienen un papel fundamental a la hora de crear las condiciones necesarias para que los menores tengan tiempo y un espacio para jugar. Las actividades formativas y extraescolares son importantes pero no han de eliminar los espacios de juegos.
Con el juego y la repetición en la infancia se interiorizan conceptos y conocimientos. Ayudando a dar sentido y disfrutar de las experiencias de vida. Fomenta el conocimiento a través de experimentar con realidades simbólicas, del desarrollo de la curiosidad.
Fomenta la creatividad, la comunicación, empatía, y ayuda al niño/a a construir su propio discurso, su yo como persona social e individual. Aprenden a gestionar sus emociones, frustraciones y relaciones con los demás.
A través del juego y la exploración los niños y niñas desarrollan su psicomotricidad fina y motora.
Como cuidadores principales, la familia es muy importante a la hora de mostrar a los niños y niñas el mundo a través de experiencias vitales y del juego. Creando vínculos afectivos y relaciones de apego seguro y sano que ayuden a la mentalización del niño y niña y a la construcción de su yo individual.
El menor ha de vivir experiencias lúdicas necesarias para su desarrollo. El juego es imprescindible para un adecuado progreso evolutivo. En el caso de menores que han sufrido abandono y maltrato, estos no han tenido dicha oportunidad. A través del juego pueden reparar y madurar su cerebro.
El juego es un factor de protección, que proporciona al menor un elemento de resiliencia tras vivir experiencias difíciles o traumáticas. En dichos casos una intervención profesional a través de terapia y juego terapéutico es muy efectivo.
Un ejemplo de juego terapéutico es la Técnica de “Caja de Arena”.
En consulta, durante sesiones familiares les ayudamos a conectar con sus hijos e hijas, creando un vínculo de proximidad y asesoramiento facilitando la comunicación del adulto con el menor.
Según las dificultades concretas de cada menor y la etapa evolutiva en la que se encuentra hay un tipo de juego más adecuado para cada niño/a. A través del juego se pueden trabajar miedos, inseguridades, la adaptación a cambios vitales i/o estresantes para el niño (cambio de casa, colegio, divorcios, duelos), etc.
Existen juegos para trabajar la coordinación, la expresión, juegos sociales, etc. todos con funciones psicopedagógicas.
A través de cuentos, juegos y actividades los padres junto a sus hijos aprenden a resolver situaciones típicas de la infancia, asumir hábitos y pautas del día a día, y potenciar su buen desarrollo emocional.
Si quieres conocer más sobre el juego como herramienta educativa, y descubrir nuevas ideas para compartir en espacios seguros, divertidos, relajantes y educativos con tu familia puedes participar en talleres y espacios familiares contactando conmigo a través de:
Verónica Navarro
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